(Actividad 10.1.) Cráneos en las aves
Hablar de aves no implica un “salto” evolutivo repentino, sino una transición
gradual. De hecho, es difícil trazar la línea exacta de cuándo dejamos de
hablar de un dinosaurio paraviano y pasamos a hablar de un ave. Por eso, en
este curso preferimos usar el término avialanos, que incluye a todos los
dinosaurios comprendidos entre Archaeopteryx lithographica y el gorrión
común (Passer domesticus), junto con todo lo que se encuentre en ese
camino evolutivo.
El famoso Archaeopteryx es considerado la “primera
ave” no porque sea el verdadero origen, sino porque fue el primer dinosaurio
con plumas reconocibles descubierto por la ciencia. Tenía el tamaño aproximado
de un cuervo, un esqueleto típico de dinosaurio pero cubierto de plumas de
vuelo, y gracias al estudio de sus melanosomas sabemos que su coloración era
probablemente negra con reflejos metálicos. Además, conservaba
características de sus parientes paravianos, como el segundo dedo del pie
hiperextensible, lo que lo conecta con depredadores icónicos como Troodon,
Deinonychus o Velociraptor, aunque con un cuerpo más grácil y
adaptado al planeo y posiblemente al vuelo.
(Actividad 10.2.a)
(Actividad 10.2.b)
(Actividad 10.3.) Sapeornis es otra ave
primitiva muy importante dentro de los avialanos. Aunque su cráneo resulta
un poco extraño, todavía conserva rasgos reconocibles de un dinosaurio,
como la presencia de fenestras (aberturas en los huesos de la cabeza). Sin
embargo, en el resto de su esqueleto ya vemos cambios mucho más avanzados: su cola
ósea comienza a reducirse y los huesos terminales empiezan a fusionarse
en el pigóstilo, una característica típica de las aves modernas.
Su especie tipo es Sapeornis chaoyangensis, del
Cretácico temprano de China. Medía cerca de 30 a 35 cm de largo y
probablemente pesaba entre 300 y 400 gramos, un tamaño comparable al de
una paloma grande. Sus alas eran ya plenamente funcionales para el vuelo,
aunque seguramente no tan potentes como las de las aves actuales. Este animal
representa un paso evolutivo clave: mantiene el “cabezal de dinosaurio” con
fenestras, pero un cuerpo que ya se acerca mucho más al diseño aerodinámico de
las aves modernas.
(Actividad 10.4.a)
(Actividad 10.4.b)
(Actividad 10.5.) Otra de estas aves primitivas con dientes
son los enantiorniformes, como Protopteryx fengningensis. En su cráneo,
aún retiene fenestras, e incluso se puede observar una reversión a la
condición diapsida de las fenestras posorbitales, aunque hay pérdida
de otras fenestras posorbitales, lo que genera una bóveda craneal. Sin
embargo, conserva la fenestra posorbital y los dientes, lo que
indica que su cráneo todavía posee características de un dinosaurio no aviar
moderno, mientras que el resto de su esqueleto es claramente aviario.
Por ello, se trata de un fósil de transición, con una combinación de
caracteres que ha generado múltiples confusiones en su interpretación
evolutiva.
(Actividad 10.6.a)
(Actividad 10.6.b)